Hay que buscar siempre en los acontecimientos de nuestra vida: un gramo de locura y kilos de optimismo...
Así que no todo tiene porque ser de color negro...
La norma es trabajar, hasta sentir sobre uno mismo no sólo el peso de la responsabilidad sino también, el gran peso del cansancio físico y moral...
Al llegar al límite, el ser humano se desmorona...
A la hora de tomar un respiro nunca se elige el lugar necesario que en cada uno es muy personal...
Nos seduce hacer turismo, conocer gente que, seguramente con un ¿hola! ya estará todo dicho y eso si hablan nuestro idioma...
Se elige estar rodeados de personas, sin pensar que, cada uno de nosotros somos una isla...
Elegimos las estrellas del hotel, cuantas más, mejor ,y cómo nuestro cansancio es crónico, la gente nos sobra...
Las grandes, relucientes y blancas baldosas de nuestro hotel nos colocan en otra dimensión, debido al cansancio y al hastío acumulados...Espejismo de pensar si estamos enfermos y hemos llegado al hospital...
Nuestro deseo es, seguir siendo una isla, pero ese otro espejismo queda roto cuando nos sentamos en la primera butaca del hall del hotel y se nos acerca el camarero: ¿Qué tomará el señor?...
Nuestra habitación es una suite con terraza y vistas al mar, cuando al mar no lo vamos ni a mirar, ya estamos hartos de verlo todos los días del año, cuando vamos al trabajo...
La isla que eramos, ya no es...Ahora somos una península, hemos hecho amistades, muchas de ellas ni entendemos su idioma, pero eso de que ya no seamos islas, nos viene como anillo al dedo...
Al volver a la rutina, volveremos más cansados que cuando nos fuimos...
En la vida hay que poner: un gramo de locura y kilos de optimismo...