Mientras los hombres se mataban, todos los niños del mundo se pusieron a cantar, eran cantos olvidados, que recordaban la paz...
En los campos desolados, la infancia hizo de nuestro mundo un lugar dentro de otro mundo, donde los adultos no hemos sabido estar...
En ese instante cuando peligra la paz, ya muchos se han integrado a esa legión de niños, que solo piensan en jugar, entre los hombres están: los ejecutivos, los que han alcanzado méritos deportivos, hombres recios y muchos más...
Es el ejercito invisible, que cruza fronteras, destruye barreras y siembra en los campos las semillas nuevas. Ellos son los niños los, que siempre llevan la blanca bandera y haga sol o llueva son los portadores de las ilusiones y por donde pasan recogen las flores, que alivian dolores...
Mientras en el páramo yermo se han borrado los colores, siempre habrán hombres y niños capaces de iluminar lo, que otros humanos intentaron borrar...
Seamos niños, sintamos la sensación de la fuerza del amor, aprendamos a jugar sin el ansia de ganar...
Porque: sólo así, nuestro mundo se podrá salvar...