Los humanos siempre lo medimos todo...
De una casa lo que más admiramos es la profundidad de las estancias, los grandes ventanales que, se asoman a la profundidad del paisaje...
Estamos siempre tomando medidas -incluso las de seguridad- la anchura del armario, el largo de las cortinas...
Nos atrevemos a curiosear en las profundidades de los cajones, pero en las profundidades en las que hurgamos nos pueden dejar impasibles...
Profundizar en nosotros mismos, en nuestras ideas y sensaciones es una actitud de suprema valentía, porque lo nuestro es un pozo sin fondo, donde la profundidad no tiene dimensiones...
En un paisaje lejano podremos vislumbrar un sendero, las casas de un pueblo...Incluso, con un poco de imaginación, podemos adivinar un riachuelo entre los altos chopos...
Pero la frofundidad de nuestro ser es imposible medirla y ni tan siquiera imaginar lo que esconde...
La nuestra es, una profundidad repleta de hondos misterios e interrogantes, donde de vez en cuando deberiamos averiguar lo que contiene...
Las nubes hechas girones fueron en busca del horizonte hasta fundirse en la lejanía azulada...
Volver al camino del hogar, después de una ausencia prolongada, es volver a revivir en cada recodo, los sueños e ilusiones, que ningún camino del ancho mundo nos dio...
Todo se hizo para encajar en el inmenso puzzle de nuestro mundo...
Casi todo el mundo tiene a mano una agenda, donde anotar las visitas, las compras y toda clase de cosas que se nos pueden ir de la cabeza...Lo peor es que casi nunca miramos lo que anotamos, nos fiamos demasiado de nosotros mismos y después sucede lo que sucede: se nos pasa la hora del médico, el santo de la suegra...
Muchos están contentos con lo que son, han anclado en un puerto y ahí se quedaron como un barco varado...
La arboleda era un susurro de hojas y los altos chopos parecían estar cortados con el mismo patrón...
Hemos visto soluciones allí dónde no las había...
Si sabemos de alguna solución, solucionemos.
Utiliza la llave que abra la puerta a las soluciones y utiliza las soluciones...
Todos se habían ido a la fiesta del pueblo y ella se había quedado sola en la casa ¡Qué maravilla!
Ante ella habían pasado reyes y príncipes, vasallos y ministros...Su morada fue un suntuoso palacio donde siempre había mucha distracción con el ir y venir de la gente...
Mirando la lejanía del mar, el horizonte me muestra cada día unos colores y matices enigmáticos y diferentes a cada instante...Hay veces que, la niebla borra ese horizonte infinito, sé que tras ese sutil manto evanescente la lejanía permanece, insondable e inamovible...
Entendemos por viejo a ese vecino añoso que, cada día va renqueando a buscar el pan y lo que no sabemos es que su espíritu es más joven que el nuestro...