
Camimar entre el susurro de aquel inmenso mar de árboles era como perderse en las profundidades de la tierra...Era como presentir la presencia de miles de ojos sobre nosotros...
Y quisimos volver sobre los pasos, regresar al lugar de siempre o sea, al lugar seguro, pero el sentido de la orientación se había desvanecido...
El hombre se desorienta fácilmente...
Nuestros caminos ofrecen bajantes y repechos, cruces insinuantes y espejismos...
La arboleda es metafóricamente los hombres y mujeres que nos rodean, son las circunstancias en las que estamos inmersos...Así que, usemos del sentido de la orientación para no perdernos...
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