Tan lejos, tan cerca

Hemos rozado con nuestras manos una y mil veces lo cercano, más la lejanía es inabarcable..
Muchas veces nuestros sueños se han hecho realidad, pero otras, han permanecido en la distancia...
La distancia pone las cosas en su sitio...
La ausencia suele más unirnos que separarnos...
Tan lejos el mar estaba y tan lejana la playa,
que evoqué las blancas olas sobre la arena dorada...
El mar estaba tan lejos y tan cerca de mi estaba,
que hasta rocé los reflejos de la luna sobre el agua...

Solos o acompañados

Entro en casa y nadie me recibe, vuelvo a salir a la calle para, encontrarme con alguien...
Mis ojos contemplan la larga hilera de arboles florecidos pero no hay un ser humano en toda la largura de la calle...
Me sorprende poder caminar sobre esos adoquines lustrosos, donde parece que nadie ha pisado, me sorprende poder contemplar ese pequeño pedazo de mar, sin interferencias y lo mejor es: que nadie se cruce en mi camino, cuando en realidad buscaba a alguien...
A veces necesitamos a alguien por aquello de la comunicación, pero la mayoría de las veces nos bastamos a nosotros mismos...

Las frases y el silencio

Las palabras habían huido del texto y la cuadrícula permanecía en un silencio expectante...No había forma de hallar las letras, era de suponer que no podían haberse ido lejos, pero sin ellas era imposible proseguir aquel relato...
La cabeza era un hervidero de ideas y frases, que querían a toda consta plasmarse en la cuadrícula...
Las horas corrían de forma alarmante, cuando decidió buscar una nueva forma de expresión, no sería lo mismo, pero al menos, el gran vacío de aquella página en blanco se llenaría, de una vez por todas...
Buscando una nueva formula de expresión, vio claramente que; las palabras, sobraban, que el silencio era la elocuencia de todas las frases silenciadas...

El paisaje personal

A tientas nos adentramos en el paisaje de nuestra vida, cada recodo esconde un profundo misterio...
Intentamos huir de la oscuridad, cuando lo mejor es acostumbrar los ojos del alma a ella...
Pasamos como una exhalación por esa oscuridad que nos oprime...

El silencio está lleno de susurros y voces...
Alargamos la mano para dar con un asidero donde sentirnos seguros, más, la seguridad no existe.Hace mucho que dejó de existir...
Nuestra existencia está tan planificada en torno a los adelantos de la ciencia que, dependemos de máquinas que lo hacen todo...Si el hombre es la perfección, todo lo demás es imperfecto, o casi...
Nada puede sustituir a la sabiduria humana...Por eso nuestro paisaje personal se ha llenado de dudas y temores...
No somos nosotros, son ellas, las máquinas, el automatismo el que lo hace todo...Nuestra luz interior se ha apagado, nuestras manos han dejado su tarea y ahora vegetamos más que vivimos...
¿Dónde hallar seguridad, en un mundo tan inseguro?

Tiempo de vivir

El tiempo dibuja con su pincel incansable los paisajes de nuestra vida...
Es el tiempo el que corre más; cómo una gacela que como caminante...
No se detiene jamás...
En el tiempo vamos dejando atrás horizontes...
Trabajamos a tiempo parcial o total sin darnos cuenta de como el tiempo avanza inexorable...
Por el tiempo y en el tiempo vamos perdiendo arrogancia, él nos roba no sólo la lozanía sino también la alegría...
El tiempo es un bien escaso, de textura incomprendida...

Mirar a los ojos

Tropecé con sus ojos por pura casualidad y enseguida caí en la cuenta de que eran dos lagunas sin fondo y al mismo tiempo eran un libro abierto donde leer una caligrafía repleta de misterios...
Aquellos ojos más que mirar, pedían una palabra.
Sin embargo, preferí seguir en la muda contemplación de su misterio, porque "el silencio es mejor que mil palabras"...
Me entretuve imaginando todas las incógnitas posibles...
Después, la magia de aquel instante quedó truncada...El sonido de su voz fue suficiente y sus palabras me defraudaron, porque: " por la boca muere el pez".
Y sigo insistiendo: "el silencio vale más que mil palabras".

Fin de verano

El polvo lo trajimos de todos los caminos y la mirada repleta de esos paisajes por donde anduvimos...
Estando lejos de nuestra parcela nos creímos dueños de ese mundo nuevo y distante y sin quererlo echamos raíces (a igual que los árboles) en los lugares más remotos...
A la hora de comprar regalos para unos y otros, vimos que nuestra maleta ya estaba repleta de eso que se llama: felicidad...Tal vez hemos vuelto con las manos vacías...
Sólo el polvo de todos los caminos, el verde de los valles y la fina arena de las largas playas, han viajado hasta nuestro hogar...
El polvo quedó incrustado en las sandalias, las briznas de hierba se colaron en la mochila y la fina arena penetró en los bolsillos...
Mirando una y otra vez las evocadoras fotos de las vacaciones, nos damos cuenta de que: la felicidad existe...
¿Seremos capaces de conservarla?