Entro en casa y nadie me recibe, vuelvo a salir a la calle para, encontrarme con alguien...
Mis ojos contemplan la larga hilera de arboles florecidos pero no hay un ser humano en toda la largura de la calle...
Me sorprende poder caminar sobre esos adoquines lustrosos, donde parece que nadie ha pisado, me sorprende poder contemplar ese pequeño pedazo de mar, sin interferencias y lo mejor es: que nadie se cruce en mi camino, cuando en realidad buscaba a alguien...
A veces necesitamos a alguien por aquello de la comunicación, pero la mayoría de las veces nos bastamos a nosotros mismos...
Mis ojos contemplan la larga hilera de arboles florecidos pero no hay un ser humano en toda la largura de la calle...
Me sorprende poder caminar sobre esos adoquines lustrosos, donde parece que nadie ha pisado, me sorprende poder contemplar ese pequeño pedazo de mar, sin interferencias y lo mejor es: que nadie se cruce en mi camino, cuando en realidad buscaba a alguien...
A veces necesitamos a alguien por aquello de la comunicación, pero la mayoría de las veces nos bastamos a nosotros mismos...
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