Cuando todo calla, solo la naturaleza habla...
Sus palabras son sonidos, que a lo largo de los siglos han estado incomprendidos por la humanidad...
Sonidos en los árboles del viento al pasar, cuya realeza supera a todos los reyes de la tierra...
El bosque guarda el movimiento de una gran ciudad...
Minúsculos seres vivos viven el delirio de la auténtica felicidad, sin horarios fijos y sin electricidad...
Adentrarse en el silencio del atardecer en esa fronda de contrastes verdes, nos devuelve la armonía perdida durante el día...
Vamos demasiado aprisa, sin darnos cuenta de esa gran ciudad, que esconde el bosque entero...