Sobre el tejado de una casa pusieron una veleta, cuyo ornamento tiene la utilidad de indicar por dónde de los cuatro puntos cardinales viene el viento...En aquellos días de verano, permaneció inmóvil, sólo la mansa brisa fue capaz de balancear a aquel gallo de lustroso metal... Con las primeras tormentas, la veleta comenzó a moverse según que viento soplaba...
Hay hombres-veletas que se mueven al compás de cualquier viento;con las nuevas modas, la política, los deportes (con perdón del Barça) o las nuevas tecnologías...
Nos bombardean con anuncios, se anula la propia personalidad, no se tiene la opción de opinar...
La ley de la vida es lo cómodo, no abrir boca, moverse según sopla el viento..Pero por suerte, somos nosotros los que decidimos, lo cual es una gran ventaja frente a todos los huracanes..
Seamos inamovibles, no seamos veletas...
Precioso escrito,pues si, vivimos en una sociedad complicada,donde es muy difícil no dejarse influenciar por las modas, la publicidad ,ect.Lo mejor es ser uno mismo y librarse de los estereotipos,aunque a veces supone ir contra corriente.
ResponderEliminarUn millón de besos.
Yolanda