Hoy toca correr, correrán ellos, mi familia...
Y aunque yo no vaya, igualmente tendré mi particular caminata, no precisamente por entre prados floridos, sino haciendo malabarismos con el menú, (nada, lo de siempre)...
Seguramente llegarán con el alma extenuada y yo por ahí con mi propia alma por los suelos...
Bueno, no hay para tanto, yo siempre exagero...
Para los casos de cansancio extremo siempre echo mano al agua de lavanda, ella es para mi cómo un consuelo...
Y mientras en la cocina el asado se vuelve dorado, mi perro (tengo un perro) se relame en su rincón, ajeno a todo...
Pongo la mesa y me esmero en los detalles, para que, cuando lleguen de esa larga caminata, pueda por fin dejarme caer en la comodidad del sofá...
En esta, mi carrera no habré ganado ninguna copa, pero mi premio es mucho más espléndido: la satisfacción de verlos a todos, de tenerlos a todos y cómo no,esa otra alegría que es nada menos: compartir con todos vosotros además de mi escasa vocación culinaria, mi personal caminata de hoy, que en realidad ha sido: de la cocina al comedor...