Perdí al amor y ese hueco nadie lo llenó...
Por el camino perdí otras cosas, pero ayer perdí, jugando con uno de mis nietos y eso que me esforcé en ganar...
Me reí de esa pequeña perdida, porque era un juego de concentración muy de mi estilo...
Tenía la comida haciéndose en el fuego, o sea; hacía dos cosas a la vez que casi es hacer lo imposible...
Al menos tuve la satisfacción con el buen resultado del menú...
Perder he perdido, deportivamente y a veces vale la pena perder, aunque sólo sea para reírse de uno mismo y reírse de la risa de los demás y de paso comprobar que no se pueden hacer dos cosas a la vez: jugar y cocinar...
Para otra vez, os aseguro que ganaré...
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