La incógnita constante del día a día es; un arma de doble filo, donde convergen: las dudas y el hastío...
No estamos preparados para aceptar lo que ignoramos...
Somos barcas ancladas en la seguridad de un puerto imaginario...
Navegar en el mar de las incógnitas, nos lleva a imaginar las grandes olas que, provocan los sufrimientos...
Al descubrir nuestra debilidad, preferimos el agua remansada del,"Yo"...
Cuando precisamente; "Tú" eres un mar turbulento...
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