Siempre fue al primero que veia cuando, siendo niño, regresaba de la escuela...
Allí estaba el, solitario y cubierto de harapos, con su triste cara, sus ojos inmóviles y sus largos brazos de palo...Y en esos brazos los pájaros venian a posarse...
Pasados los años, cuando regresaba de mis viajes, ansiaba llegar, cruzar aquel campo y contemplar aquella mirada de cristal donde se reflejaban retazos de cielo...
Su silencio era la más elocuente de las conversaciones...
Al espantapájaros sólo le faltaba un corazón que le diera vida...Y mientras todos dormian en el hogar, el sería el primero y el único en darme un abrazo...
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