Cuando las luces se apagan, los niños hacen volar su fantasía y también es el momento en, que la fuerza del pensamiento de los adultos anula la fantasía...
A estas horas de la noche a nuestra mente se asoman no sólo los problemas, sino que también entramos en el laberinto de las ideas y mientras nuestro hogar duerme buscamos a un duende para, que nos lleve al reino de la fantasía...
Los sueños de los adultos no sirven para soñar maravillas y ni siquiera para soñar cosas sencillas...
Esta noche se han abierto miles de flores en la colina y ahí estamos; medio despiertos o medio dormidos..
Sólo los niños se echan a correr por la colina, para coger los colores de las flores...
Sólo nos haría falta un solo paso para intentar borrar de nuestra mente lo de ser adultos porque: muchas veces hemos de ser niños para poder correr por la colina...