Pensar, soñar, amar

No eres tú el que piensas, ni eres tampoco el que sueña, más bien eres una mezcla de pensamientos y sueños que te llegan de un punto lejano y en un idioma distinto e incomprensible a tu ser sensible. En algún momento de la vida cuando creemos que nuestra lucha está perdida, lo invisible y lo imposible, los pensamientos y los sueños de otras vidas influyen en nuestras vidas. Que la lejanía es un misterio, no podemos negarlo, pero todo misterio deja de serlo si nos acercamos. El mayor misterio es el ser humano y está tan cercano a nosotros que podemos cogerlo de la mano y compartir su amor humano. 

Nuestra piel

Somos seres aburridos y nuestra profundidad es insalvable ¿ Hay en nosotros alguna novedad? Pues no, lo nuestro es lo repetitivo y no buscamos motivos para sentir verdaderas emociones. No me refiero a emociones fuertes sino a las emociones que son como un aire que apenas sentimos. En todo caso los pequeños cambios ni siquiera los miramos y la verdad con nosotros mismos tenemos poco contacto, como para llegar a la conclusión de, que no nos conocemos. Solo conocemos a nuestros vecinos si es que alguna vez los vemos y conocemos también palmo a palmo la ciudad donde vivimos, pero esos conocimientos no nos quitan el aburrimiento...

Sin embargo somos una profundidad a descubrir y aunque estamos hechos para sentir emociones no tenemos la curiosidad de sentir las verdaderas y si nos buscamos quizás no nos encontremos. Sin embargo lo que más vemos y vivimos es la superficie de nuestra piel. Un lugar tan visto y conocido, que es natural sentirnos aburridos...

El ejército

Cuando queremos ser como los otros, nos enfrentamos con un ejército y nos tenemos que rendir a otras formas de vivir... 

La luz perdida

Cayó la noche sobre los campos y en la penumbra fuimos buscando la luz perdida de una ilusión, sin darnos cuenta que se incendiaba el fuego oculto del corazón.

Nuestros silencios

Siempre tendremos la duda de nuestros silencios y los ajenos y nunca sabremos como actúan en nosotros y en los otros los sentimientos. La profundidad personal es: la locura de la noche oscura donde lo que más hacemos es: no ver el misterio de nuestra realidad. Nos olvidamos, que los silencios saben hablar y escuchar. No hay palabras silenciadas, que no se puedan oír porque los sentimientos humanos nunca callan...

El menú del día

Dormimos sin soltar lo que pensamos y nos aferramos a lo que la mente piensa y ya sabemos de antemano el menú que nos ofrece: los problemas. De día también pensamos y la mente nos ofrece un menú más variado. Un peligro, porque eso casi siempre sucede cuando estamos trabajando.

Personas, cosas...

Elementos, tiempos, circunstancias, personas, cosas. Pásalo todo cantando, en silencio.

El tiempo inacabado

Somos un manojo de contradicciones, hambrientos de horizontes e insaciables deseos. El ser humano se ha lanzado a la conquista de los mares y ya no queda un palmo de tierra sin su huella. La vida del hombre es demasiado estrecha, demasiado corta para alcanzar lo inalcanzable y no hay sitio en su ser para contener todo cuanto lleva dentro

Queremos lo que nadie nos puede dar y buscamos sin saber lo que buscamos. Sentimos la decepción y el desencanto y esperamos colmarnos del ansia del amor.¿Y si el amor solo fuera un sueño? .

Nuestro tiempo es el tiempo inacabado, siempre nos falta tiempo para vivir y corremos tras él, cuando en el silencio de un minuto alcanzamos la quietud de nuestra transparencia y comprendemos, que no hay necesidad llegar a todo, porque nuestro barro está hecho para lo poco y lo esencial es lo que mejor nos va.

Un amor imposible

Un sueño imposible de soñar. Un amor imposible de alcanzar, que está en algún lugar y nos hace soñar y habremos de buscarlo y encontrarlo en lo imposible de lo sensible, que el amor nos da. La distancia es solo una circunstancia, que nos da la posibilidad de encontrarnos con una realidad.

El riesgo

En la retaguardia mental siempre queda el eco de lo incierto y de la inseguridad y siempre se tiene la impresión de correr un riesgo.

Emociones fuertes

No sueñes nunca en conseguir emociones fuertes, porque si lo consigues vas a impacientarte, la impaciencia crea violencia. La violencia da fatiga y la fatiga frustración...

Nos jugamos la vida si...

Si no luchamos por el amor, la guerra estará perdida y nos jugamos la vida si vivimos sin amor. Si nos amamos solo a nosotros mismos caeremos en un abismo con múltiples espejismos, donde predominará el vacío y el frío. Si vivimos solo entregados al trabajo esa entrega no nos dará amor. Cada instante es un paisaje distinto, pero si solo vemos el que vivimos, no podremos ver ninguno más y siempre hay un motivo diferente para amar. Amar no es dar cosas, más bien es sabernos dar y nuestra entrega personal, aunque sea invisible,es capaz de conectarse con lo visible del mundo real. 

Nuestra aventura

La nuestra es una aventura solitaria y a través de los desiertos modernos la caravana humana avanza. El camino es largo, lo sabemos. Nos conocemos y nos ignoramos y al mismo tiempo nos necesitamos y el desierto nos confirma, que nos amamos.

Un paisaje muy extenso

Somos un muro dentro del muro del mundo y ese muro nos ampara y a la vez nos separa ¿ Os acordáis cuando no éramos adultos ? No éramos un muro , éramos un paisaje muy extenso. Éramos niños y dentro de nuestro paisaje estaba toda la humanidad.

En el fondo del mar

 Podemos estar más solos rodeados de seres humanos, que en el fondo del mar rodeados de peces.

Es viejo pero parece joven

El viejo contenedor de la esquina es casi una reliquia, donde los humanos tiran lo peor. Sin embargo no cuentan para él los años y todavía brilla con todo su esplendor. Es viejo pero parece joven y aunque siempre está lleno de basura, para él es una fortuna y aunque permanece inmóvil es como una criatura a punto de correr. El viejo contenedor contiene por error lo mejor, que muchos consideramos lo peor. Nosotros somos también contenedores, donde dejamos caer todo cuanto nos hiere, ya sea un amor imposible o ese encuentro con nuestra alma sensible. Nuestro contenedor personal a igual que el de la esquina brilla; en la oscuridad de la noche más oscura. Porque es por la noche cuando más pensamos en lo peor y de lo peor nos llegan las ideas positivas.

Pensar que pienso

Silenciado todo, solo queda el presente: un darme cuenta de mi mismo, aquí y ahora. Yo soy yo mismo: percepción de mi mismo como sujeto y objeto de mi experiencia. El que percibe soy yo; lo percibido soy yo. Pensar que pienso. Saber que soy uno y único, diferente a todos. Soy yo solo y una sola vez, unidad y soledad, misterio...

Un camino

La vida puede tener un camino diferente para cada persona y para una misma persona diferentes caminos para diferentes momentos.

El Universo al completo

Cada día estamos más cerca del Universo, si tenemos en cuenta que todos nosotros llevamos resplandores de estrellas. El Universo es el lugar donde nuestro nombre va dejando huellas y resplandores. O sea: estamos viviendo aquí y ahora; el Universo al completo y aunque su acción nos sobrepasa habremos de aceptar, que nuestra vida es un cielo intercomunicado con él, que nos da la inquietud de vivir tensos. Aunque hayamos puesto un nombre a todas las estrellas que no vemos, vivimos sin saber el nombre de los humanos que vemos. 

Por amor

Por amor lo damos todo y una guerra se lo lleva todo y por mucho que perdamos, el amor es lo que queda, cuando ya no queda nada.