Siempre tendremos la duda de nuestros silencios y los ajenos y nunca sabremos como actúan en nosotros y en los otros los sentimientos. La profundidad personal es: la locura de la noche oscura donde lo que más hacemos es: no ver el misterio de nuestra realidad. Nos olvidamos, que los silencios saben hablar y escuchar. No hay palabras silenciadas, que no se puedan oír porque los sentimientos humanos nunca callan...
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