El viejo contenedor de la esquina es casi una reliquia, donde los humanos tiran lo peor. Sin embargo no cuentan para él los años y todavía brilla con todo su esplendor. Es viejo pero parece joven y aunque siempre está lleno de basura, para él es una fortuna y aunque permanece inmóvil es como una criatura a punto de correr. El viejo contenedor contiene por error lo mejor, que muchos consideramos lo peor. Nosotros somos también contenedores, donde dejamos caer todo cuanto nos hiere, ya sea un amor imposible o ese encuentro con nuestra alma sensible. Nuestro contenedor personal a igual que el de la esquina brilla; en la oscuridad de la noche más oscura. Porque es por la noche cuando más pensamos en lo peor y de lo peor nos llegan las ideas positivas.
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