No eres tú el que piensas, ni eres tampoco el que sueña, más bien eres una mezcla de pensamientos y sueños que te llegan de un punto lejano y en un idioma distinto e incomprensible a tu ser sensible. En algún momento de la vida cuando creemos que nuestra lucha está perdida, lo invisible y lo imposible, los pensamientos y los sueños de otras vidas influyen en nuestras vidas. Que la lejanía es un misterio, no podemos negarlo, pero todo misterio deja de serlo si nos acercamos. El mayor misterio es el ser humano y está tan cercano a nosotros que podemos cogerlo de la mano y compartir su amor humano.
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