Volveremos a cantar, volveremos a bailar para que las penas se diluyan.
Volveremos a encontrarnos en el altar de la vida, donde hemos comprendido el verdadero sentido del dolor.
Volveremos a sentir sensaciones y emociones, que no pudimos vivir. Uniremos nuestras manos sin tener en cuenta razas e idiomas.
Volveremos a leer lo que llevamos escrito en el corazón, donde está lo humano y lo divino.
Volveremos al encuentro con nosotros mismos, para llenar de optimismo la profundidad de nuestro abismo.
Volveremos a encontrarnos con la alegría perdida, para cantar a la vida...