La variedad estimula nuestra vida, pero donde mejor estamos es, en la rutina. Somos animales de costumbres y la prueba es esta pequeña historia altamente positiva.
Si bajamos al río y coincidimos con un león, que es también un animal de costumbres porque tanto el como nosotros nos gusta enfrentarnos con la novedad. En este caso, bajamos al río para bañarnos y el león baja para beber. Hasta aquí todo bien, el problema surge cuando el león nos mira y lo miramos a él y temamos que nos devore. Pero también es posible, que los dos echemos a correr y la novedad inesperada y con un poco de suerte sea, correr cada uno por su lado. Nosotros desde luego si no somos atletas tenemos las de perder.
El ser humano siempre está cansado. La variedad en este caso es saber correr...
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