Vamos de pueblo en pueblo y de puerto en puerto y nos adaptamos allí a donde vamos. La contradicción es, que somos ajenos a las conversaciones y opiniones. Sin darnos cuenta cambiamos porque; al ser viajeros olvidamos lo que somos. Al ser distintos del todo de los otros, solo seremos un punto desconocido y remoto y quizás sea ahí donde hacer de nuestra vida algo especial y emocionante, que es ir llenando los puntos suspensivos personales, que quieren evitar ser repetitivos...
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