En esa hora intermedia entre el ocaso y la noche, muchos van al encuentro de la armonía perdida. Es cuando abandonamos el frío del trabajo duro de la rutina y unos brazos nos devuelven la calidez perdida a lo largo del día. El cansancio se diluye en las luces del ocaso y el cansancio se transforma en el mayor éxito del día...
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