En la ventana unas flores y una niña que cantaba. Hoy la ventana ya no está y de la ciudad no queda nada y esa nada nos habla sin palabras del dolor humano. Muchos huyeron, otros no pudieron y en el denso silencio se escucha la canción de la niña que cantaba y las risas de otros niños que jugaban. El dolor humano no se puede decir con palabras, porque es tan profundo, que ya no cabe en el mundo.
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