Es imposible permanecer indiferente cuando abrimos los ojos a la primera luz del día. Nos sentimos expectantes y nos gusta comprobar, que todo está en su lugar y que incluso nuestros planes permanecen intactos en la mente. Sin embargo, en las primeras horas del día hemos de descubrir cómo ver los paisajes, las personas e incluso las circunstancias.
De ver, veremos tanto como para volverlo a mirar y de hecho nos gusta la repetición. Bajamos al río , que es el mismo de ayer y su canción es la misma de hace años. Volvemos andar el mismo camino tal vez para asegurarnos que aun vivimos. Nos gusta hablar con la gente; preguntar y que nos pregunten. Todo esto y más nos da la seguridad de, que estamos en nuestro lugar.
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