Hoy no es un día cualquiera, hoy por fin puedo contaros la pequeña historia de mi escapada nocturna con miedo incluido...
La aventura comenzó con las últimas luces del ocaso y ahí íbamos todos a lo imprevisible de esa fiesta de verano, sin más techo que, un cielo poblado de estrellas (eso sí las había, claro)...
Como cada año, por estas fechas celebramos dos santos, pero este año, no sé la razón, todos se han apuntado un aniversario o santo imaginario. Total una verdadera ruina en regalos...
Llegados al lugar, me dediqué a contar si estábamos todos y la verdad es que no faltaba nadie...
El ocaso había dado paso a las primeras sombras de la noche y nos sentamos formando un circulo...
Los niños se encargaron de encender velas sobre pequeños montículos de arena (fuera del circulo)...
En medio nuestro el gran mantel y un farol de luz azulada que nos daba a todos un aire fantasmagórico...
La comida desapareció en un instante y la noche ya se había instalado sobre nuestras cabezas, también las velas se habían consumido, así que ahí nos quedamos con aquella inquietante luz azulada y la angustia de mirarnos unos a otros porque; ni ellos eran ellos, ni yo era yo...
Y comenzamos hablar como si hiciera años que no habláramos y el arte de conversar nos llevó a las historias de miedo y de terror...Encima mi perro empezó con los dientes a rechinar... se había comido carne con arena...
Toda una aventura nocturna...
La aventura comenzó con las últimas luces del ocaso y ahí íbamos todos a lo imprevisible de esa fiesta de verano, sin más techo que, un cielo poblado de estrellas (eso sí las había, claro)...
Como cada año, por estas fechas celebramos dos santos, pero este año, no sé la razón, todos se han apuntado un aniversario o santo imaginario. Total una verdadera ruina en regalos...
Llegados al lugar, me dediqué a contar si estábamos todos y la verdad es que no faltaba nadie...
El ocaso había dado paso a las primeras sombras de la noche y nos sentamos formando un circulo...
Los niños se encargaron de encender velas sobre pequeños montículos de arena (fuera del circulo)...
En medio nuestro el gran mantel y un farol de luz azulada que nos daba a todos un aire fantasmagórico...
La comida desapareció en un instante y la noche ya se había instalado sobre nuestras cabezas, también las velas se habían consumido, así que ahí nos quedamos con aquella inquietante luz azulada y la angustia de mirarnos unos a otros porque; ni ellos eran ellos, ni yo era yo...
Y comenzamos hablar como si hiciera años que no habláramos y el arte de conversar nos llevó a las historias de miedo y de terror...Encima mi perro empezó con los dientes a rechinar... se había comido carne con arena...
Toda una aventura nocturna...
No hay comentarios:
Publicar un comentario