Aquel diminuto ser de pocas horas de vida había llenado de alegría a los jóvenes padres...
Pero, pronto se cansaron de aquella pequeñez...Así cuando lloraba sin dejarlos dormir le decían que: "era un hombre y los hombres no lloran".
Se había encariñado con su cuna, porque era silenciosa y parecía un mar en calma y a medida que creció, sus barrotes le servían para saltar, para después, dejarse caer en la blandura de su fondo...
Y mientras sus padres repetían aquello de: "ya eres un hombre" él seguía, sintiéndose pequeño...
Y un día se llevaron su cuna, aquella que le meció con su ternura y en su lugar pusieron una cama...
Aquella noche la cama le pareció una inmensa playa, un mar sin fondo y añoró su niñez perdida, su infancia incomprendida...
La incomprensión es dolorosa, no sólo con los niños,sino con los demás y sobre todo con nosotros mismos...
Pero, pronto se cansaron de aquella pequeñez...Así cuando lloraba sin dejarlos dormir le decían que: "era un hombre y los hombres no lloran".
Se había encariñado con su cuna, porque era silenciosa y parecía un mar en calma y a medida que creció, sus barrotes le servían para saltar, para después, dejarse caer en la blandura de su fondo...
Y mientras sus padres repetían aquello de: "ya eres un hombre" él seguía, sintiéndose pequeño...
Y un día se llevaron su cuna, aquella que le meció con su ternura y en su lugar pusieron una cama...
Aquella noche la cama le pareció una inmensa playa, un mar sin fondo y añoró su niñez perdida, su infancia incomprendida...
La incomprensión es dolorosa, no sólo con los niños,sino con los demás y sobre todo con nosotros mismos...
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