Me levanté con el cielo aún oscurecido...
Busqué con manos temblorosas aquel vestido...Era un vestido de gala que nunca me puse y con el sueño en las pupilas me contemplé en el gran espejo...
Con pasos menudos me adentré por el sinuoso sendero...
Los zapatos parecían haberse encogido y mis pies trastabillaban a cada paso, pero no podía demorarme, pues el gran concierto estaba a punto de comenzar...
En el horizonte ya se insinuaba la luz del amanecer...
Nada más llegar me acomodé lo mejor que pude...Me sentí rodeada de un silencio expectante...
La luz fue creciendo poco a poco y por fin se perfilaron en el oscuro entorno las siluetas erguidas de los árboles...
La brisa llegó de algún lugar lejano y el concierto comenzó con sus notas estremecidas...
El chopo de hojas plateadas fue dejando caer el rocío de la noche, el viejo pino hizo crujir sus agujas afiladas y el clarooscuro del bosque se fue llenando del aleteo de las aves...
Y yo allí en silencio, era un expectador de excepción del gran concierto del amanecer...
Cuando la luz se derramó por la pradera los árboles todos, comenzaron a mecerse con suma suavidad y sus hojas estremecidas eran violines, que evocaban a la perfección una sinfonía sin precedentes...
Me arropé en mi gran chal multicolor y seguí escuchando con embeleso los sonidos todos de este concierto de lujo...
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