El pensamiento nos sirve en bandeja los sentimientos y los deseos y también nos hace contar las ganancias, que nos puedan llegar...
Pensamos más que soñamos y así estamos de cansados. El pensamiento agota nuestra paciencia, cuando se niega solucionar problemas...
Cuando perdemos las llaves , por más que pensamos y no las encontramos, queda claro, que el pensamiento se ríe de nuestro fracaso. O sea no es el portento que dicen que es, él actúa por libre tanto del derecho como del revés.
A veces nos ofrece una idea concreta como encontrar las llaves, e incluso es capaz de amargarnos el día, cuando nos recuerda, que tenemos que coger el avión y ahí estamos corriendo por obra y gracia del pensamiento...
Bueno, menos mal, que nos hace mover el esqueleto...