Por el camino han quedado las risas y los juegos de la infancia y ahora, que hemos crecido la velocidad ha borrado nuestro camino. Aun y así cuando nuestro coche se niega a seguir, evocamos aquel coche de carreras de nuestra infancia feliz.
Ese coche no corría y apenas se movía, pero nos llevaba a los más grandes sueños...
Ese coche no corría y apenas se movía, pero nos llevaba a los más grandes sueños...
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