Soñaba, nunca dejaba de soñar. Eran sueños imposibles de alcanzar, pero esos sueños en el silencio iban creando una realidad...
Era en la oscuridad de las noches, cuando todas las ilusiones eran dudas y preguntas, pero ese sueño tenía el empeño de poderse agrandar...
Cada amanecer, las olas dejaban su granito de arena. Pasado un tiempo la constancia del mar fue formando una playa y descubrimos, que de tanto soñar, nuestro sueño era una realidad: silencio mar y cielo. Quizás no era este nuestro sueño, pero la vida nos da lo que más necesitamos...
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