Los demás están ahí, unos son amigos, otros conocidos, pero todos son un misterio. Si te das cuenta siempre que hablas, has de medir las palabras y las conversaciones tienen imprevisiones. La realidad es, que nadie comprende a nadie y cada cual va a sus propias razones.
Sin embargo; hablar es una necesidad, pero lo que no es necesario es, negarse por completo a otros modos de pensar. ¿Hay que seguir la corriente...?
Se ha de ser inteligente y a la vez sensible y dejar que la corriente corra y la nuestra, ponerla a descansar. Una forma de seguridad para nuestra integridad.
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