El cansancio apenas nos deja espacio y lo que más quiere es; el descanso. Descansando no pensamos pero sentimos el peso de nuestro cuerpo y nos sentimos anulados porque lo nuestro es el movimiento. Sin embargo, muchos de los pasos que damos están equivocados y a lo mejor sin darlos se podrían conseguir mejores resultados. La paradoja es: a veces no sabemos dónde vamos o nos movemos sin ver lo que vemos.
Un solo paso es a veces suficiente para calmar el caos de la mente y tomar conciencia de que somos humanos.
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