Pensar es casi siempre salir de uno mismo, viene a ser como cuando estamos en casa y necesitamos salir para ver y dejarnos ver. Al pensar, necesitamos abrir una ventana al exterior para salir de la rutina del día a día del pensamiento, para mirar y analizar al ser humano que se nos antoje y eso sin ninguna licencia o permiso y encima gratis.
Es muy difícil sacar conclusiones de los demás, sobre todo si nos guiamos solamente de la fachada humana. Es dentro y no fuera de nosotros dónde están los problemas, los dolores y las frustraciones del día a día y si me permitís os diré, que es dentro de nosotros dónde guardamos las alegrías.
Lo que pensamos de los otros tiene algo que ver con nosotros. Osea; imaginamos hasta la saciedad y seguramente todo es pura y simple imaginación. Sí, hay mucho que pensar sobre los otros y de cómo usamos el pensamiento, como almacenamos remordimientos precisamente, pensando en los otros.
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