En la espesura del bosque de la vida, siempre hay un punto concreto en donde una luz brilla y ese punto se convierte en una duda, que no dejamos de mirar. Vemos a un ser humano y vemos también un león y si nos acercamos veremos, que nos engañamos porque en realidad es una flor o sea: nos engaña la visión.
Somos visionarios de puntos lejanos, somos los oyentes de la música de nuestra tensión y el león y el ser humano están siempre presentes en la imaginación.
No siempre sucede, pero si nos encontramos con un león, quizás no sea tan fiero como pensamos. Otra cosa es, el ser humano, que siempre será un punto concreto y necesita lo más concreto que tenemos: el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario