Evitamos el encuentro con nuestra parte sensible e invisible porque solo lo tangible nos hace vivir mejor. Si aguzamos los sentidos descubriremos un mundo de sensaciones. Un lugar donde sentirnos saturados de compensaciones. En nuestro interior está lo mejor , lo que más necesitamos, un mundo personal que nos ayuda a decidir entre: lo que deseamos y lo que de verdad necesitamos y aquí está el problema del ser humano.
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