Todo gira alrededor del centro de nuestra vida y no por eso vivimos mejor sino peor, cuando comprobamos que pocas veces estamos centrados y muchas cosas nos pasan por alto. Controlamos, revisamos todo cuanto nos rodea y al final vemos que nuestro centro es solo una idea, una nube pasajera y por mucho que corramos no podemos detenerla. A los pensamientos los mezclamos en la coctelera de nuestro centro, sin saber lo que hemos mezclado. No podemos permitirnos ponernos en pie de guerra para defender un centro tan descentrado como es el nuestro.
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