La quietud suprema está en el contacto directo con el alma y es la simplicidad de lo humano y lo divino que cada uno lleva consigo lo que nos permite alcanzar: la calma total. En ese lugar tan nuestro como es el alma no usamos la sabiduría ni el pensamiento tampoco vemos el blanco y el negro. La quietud no es un sistema ni un problema. Es quizás el roce de una brisa silenciosa es un lugar sin palabras es; el lugar donde habita el alma y solo percibimos de ella, el aroma de su esencia que es: la quietud suprema.
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