Detrás del todo la nada se agranda y cuando no veamos ni tengamos nada, no harán falta las palabras, solo la mirada será lo esencial para unir alma con alma. Los pensamientos quedarán silenciados para que solo podamos escuchar la música trascendental del Universo, donde están el todo y la nada y en ellos encontrar la paz deseada. Cuando el todo ya no sea nada, no tendremos que correr sino, permanecer.
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