El esfuerzo no depende de ti y el resultado no depende de ti. Estamos comprometidos con el esfuerzo y no con el resultado. A la hora del esfuerzo damos la batalla y ante el resultado hay que abandonarse. En nuestros proyectos pretendemos el más. Así tiene que ser, pero una vez terminada la batalla nos encontramos con resultados inesperados. Cuando más bajo es el resultado, más nos avergonzamos y lo transformamos en un fracaso mayor.
Una vez se ha hecho lo posible, no se puede volver atrás y la sabiduría nos dice, que no es sano pasarse las noches en blanco. En el fondo , el hombre no es sabio: no quiere abrir los ojos y se resiste a aceptarse y es que vivimos obsesionados por el brillo de los resultados antes de comenzar un proyecto o durante su realización y el fracaso quema energías y por mucho que lloremos no podremos alterar un milímetro la situación. Una locura.
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