Los animales no tienen problemas para vivir, no saben de aburrimiento ni de insatisfacción. No pueden ser más felices de lo que son. Se sienten plenamente realizados. Sin embargo, el hombre supo que sabía, supo quien era: un mar de posibilidades y al mismo tiempo una desventura . Y aquí comenzamos a sentir el peso de la soledad y si nos sentimos seres solitarios es porque somos diferentes a los demas, separados de todos cada día. El ser humano ha de aprender a vivir según las circunstancias y no precisamente con lo que quiere.
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