Cada vez que pensamos evitamos la realidad y huimos de lo que vivimos y sentimos. Somos viajeros y a menudo perdemos el avión de las emociones y sensaciones y cuando nuestro avión se ha ido nos sentimos perdidos en las circunstancias, que no hemos sabido aceptar. La vida es un viaje que no admite espera y aunque todo nos supere y nos caiga una tormenta, se han de tomar decisiones, aunque nuestro viaje nos lleve a una isla desierta.
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