Cuando más bajo es el resultado, más nos avergonzamos y así lo transformamos en un fracaso mayor. Una vez se ha hecho lo posible, no existe el ridículo , simplemente; se acabo la batalla. La sabiduría nos dice, que no es sano pasarse las noches en blanco y avergonzarnos por los resultados negativos. En el fondo , el ser humano no es sabio, el hombre no quiere abrir los ojos y se resiste aceptarse tal como es . Miramos el brillo de los resultados antes de comenzar un proyecto y si el resultado es negativo, se vive mucho tiempo deprimido por el recuerdo del fracaso. Las lágrimas derramadas: una locura porque; quemamos inútilmente las energías positivas...
El camino más seguro es extraordinariamente simple y es también universal: hemos de atravesar el bosque de las apariencias y descubrir la propia realidad porque: en cada momento de la vida nos llegan decepciones, desalientos, calor, frío, dolor y deseos imposibles de alcanzar. No hay analgésico para las dificultades de la vida, lo nuestro será siempre volver a empezar...
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