Al hablar con nosotros mismos lo hacemos con seriedad y es cuando decimos lo que sentimos y cuando mejor resolvemos el problema que somos. Si durante el día no tenemos tiempo para dar valor al silencio quizás habremos de pensar, que con el silencio no podemos jugar porque: nada ni nadie lo puede hacer callar. El silencio siempre nos dice la verdad.
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