Hay un lugar con encanto, donde reencontrarnos con lo inesperado del: no ser. Por esto nos cuesta tanto volver a lo que fuimos, porque en el ayer, no eramos. Si después de los años volvemos donde estaba nuestra otra identidad, ese encanto tan soñado quizás ya no lo veamos, cuando somos nosotros los que hemos cambiado. El paisaje es el mismo de ayer, con el mismo horizonte y el mismo camino...
Nosotros venimos de un lugar distinto, donde el no ser no tiene sentido. Venimos del cemento puro y duro, de humanos que piensan y hablan del futuro. Alguna vez nos conviene volver a nuestra otra identidad de cuando: no fuimos...
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