Los niños saben tanto de nosotros como para que dudemos si nosotros nos conocemos. Los niños ven y callan porque no encuentran palabras, pero eso no quiere decir, que no entiendan como nos sentimos y nos invitan a jugar, que para ellos es como dialogar. Los niños aunque vean a su madre haciendo la comida y esté cantando, entienden su cansancio, porque ellos también a veces lo sienten y cuando juegan, están a la vez escuchando y sacan conclusiones con diferentes versiones: Quizás lo más sorprendente de nuestros niños sea: cuando nos piden que les expliquemos un cuento y nosotros siempre ponemos el pretexto de, que es un mal momento y los niños se preguntan ¿ Porqué los adultos tienen tan pocos momentos?
No nos conocemos, nos conocen ellos, una razón para que tomemos nota y nos demos cuenta de su presencia, que más que pasiva es muy activa.
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