Esas luces que por la noche parpadean, nos cuentan historias humanas: Esa madre que espera el regreso de sus hijos y esa luz que alumbra como un faro el puerto acogedor del hogar. Es por la noche cuando la ternura llega al mundo, sino que lo digan los niños que tienen miedo y son capaces de andar en la oscuridad del largo pasillo, para llegar a ese puerto donde están: papá y mamá.
Es de noche cuando muchos humanos regresan al hogar cansados, sin ganas de dialogar y lo sorprendente es encontrarse con esa sonrisa, que no se ha cansado de esperar. Lo de menos son las palabras, lo importante es saber que somos amados.
La noche tiene mil caras, pero solo una es la única, que hemos de usar: la ternura.
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