La gente cambia y cambiamos nosotros y lo curioso es no notar como cambiamos y solo lo noten los otros. Cuando nos dicen: lo bien que nos conservamos, nos sentimos como flores marchitas. Las circunstancias de la vida no solo nos cambian, sino que nos borran la sonrisa y si no sonreímos se nos nota en la cara, dónde nos salen las arrugas del alma.
Lo importante es vivir con lo que tenemos de humanos y hemos de llorar y reír sin complejos, para sentirnos completos y estar dispuestos a ir por la vida con lo que llevamos en nosotros: el corazón y el amor y al mal tiempo, buena cara...
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