Busquemos una piedra sin cantos ni aristas, para que nos acompañe en el viaje de la vida y la podamos acariciar sin que no cause heridas...
Y por fin sabremos, que la felicidad no siempre nos viene de los humanos. La simplicidad de una piedra es a veces lo que necesitamos, porque lo que más nos hiere son las reacciones humanas, que no esperamos...
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