Nuestras decisiones, una incógnita

El corazón siempre se halla fragmentado, siempre está entre dos aguas...
A veces, serán dos amores, dos encrucijadas...
Siempre se habrá de consultar con el propio corazón que, a fin de cuentas es el motor de nuestra vida...
Todas las decisiones humanas son divinas, nos llegan de no sabemos donde...
Fogonazos irresistibles que nos ciegan y con los que habremos de ir con cautela, porque aquí a veces el corazón no tiene nada que ver...
En el amor, por ejemplo, es fácil cegarse y en ocasiones dejarse llevar por la idea fija, la conveniencia personal o la ventaja económica...
Habremos de desnudar nuestra alma y así, libres de los estorbos humanos, poder alcanzar el verdadero sentido de todas nuestras acciones...
La última palabra, siempre la tiene el corazón, porque de nosotros mismos no podemos fiarnos...
Los resultados de todas las decisiones, corren a nuestro cargo o sea; la responsabilidad es solo nuestra...
Las opciones son múltiples, pero solo una es la que se debe aceptar...
La verdadera felicidad depende solo y exclusivamente de todas nuestras decisiones...