En un barco de papel, nos hicimos a la mar y dejamos atrás el puerto seguro de nuestras convicciones...
Nuevas ilusiones, nuevos horizontes; comenzaron asomar en esta travesía que, es la vida...
En la inseguridad de tantas cosas, hicimos del temor valentía y mientras el mar cantaba, nuestro barco se hundía...
Tuvimos que aprender a bucear, para poder contemplar las transparencias de esa otra vida sumergida...
De haber, no habían sirenas, solo habían ánforas repletas de nuestra codicia...
Y ahí estamos, sumergidos, sin intentar llegar a la orilla...
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