Lo que se dice llegar, llegaremos, pues nada queda al azar
y en el avión que volemos nada nos sorprenderá: ni los montes, ni los pueblos, ni horizontes...
Tal vez el mar nos deslumbre con sus olas de cristal o esas nubes que pasean con su blanca majestad...
El azar nunca ha existido, ni jamás existirá...
Nos sorprenderá llegar a ese lugar escondido que esperándonos está...
La maleta es un estorbo, que arrastramos sin pensar que el bagaje necesario solo es la felicidad...
Volver, volveremos al hogar, atravesando esas calles cuyo blanco nuclear
nos hará evocar las nubes que fuimos dejando atrás...
Y al abrir nuestro bagaje, todo estará exactamente igual como cuando nos fuimos...
¡Triste carga de equipaje!
Si no pudimos traernos la felicidad...
¡Felices vacaciones, amigos!
y en el avión que volemos nada nos sorprenderá: ni los montes, ni los pueblos, ni horizontes...
Tal vez el mar nos deslumbre con sus olas de cristal o esas nubes que pasean con su blanca majestad...
El azar nunca ha existido, ni jamás existirá...
Nos sorprenderá llegar a ese lugar escondido que esperándonos está...
La maleta es un estorbo, que arrastramos sin pensar que el bagaje necesario solo es la felicidad...
Volver, volveremos al hogar, atravesando esas calles cuyo blanco nuclear
nos hará evocar las nubes que fuimos dejando atrás...
Y al abrir nuestro bagaje, todo estará exactamente igual como cuando nos fuimos...
¡Triste carga de equipaje!
Si no pudimos traernos la felicidad...
¡Felices vacaciones, amigos!
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